domingo, 15 de mayo de 2016



Ahora no, pero en el colegio las chicas me bajaban la cremallera y me cogían los genitales sin prejuicios o pudor, hasta que acababa el recreo y empezaba otra vez la clase. Entonces yo cruzaba las piernas y miraba al profesor con desprecio. Me quedaba pensando en frutas envenenadas y en las canciones tristes de Nick Drake. Fue cuando hablábamos de Cheever y del esplendor de las drogas.